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(31) Novedosos caminos hacia el espacio: Energía Nuclear

Los elementos pesados, como el uranio, que se usan en la generación de la energía nuclear son fuentes de energía muy concentrada. Unas pocas libras de combustible nuclear equivalen a miles de toneladas de carbón o petróleo, o de explosivos, en el caso de las bombas atómicas. Acondicionar la energía nuclear para los vuelos espaciales aparenta ser un camino lógico para su exploración. 

Pero los vuelos espaciales no se logran fácilmente: los cohetes espaciales requieren, además de energía, masa, materia que se expulsa hacia atrás, y el combustible nuclear dispone de muy poca. El factor limitante en la operativa de los cohetes no es la escasez de energía, sino la alta temperatura a la que funciona. Las toberas de los cohetes comunes trabajan al rojo vivo: añadir energía extra al combustible elevará la temperatura, quizás más allá de la que el material puede soportar. 

La Elección del Combustible para el Cohete

Aún queda una posible escapatoria. Es posible incrementar la velocidad v de las moléculas del escape sin elevar su temperatura y, por consiguiente, incrementar la velocidad del chorro si esas moléculas se reemplazan por otras más ligeras. 

Un gas caliente es un compendio de átomos o moléculas independientes, colisionando entre ellas y con las paredes del recipiente. Cuanto mayor es la temperatura T, más rápido se mueven. Pero si comparamos diferentes tipos de moléculas a una temperatura dada, encontramos ( como ya dijimos en una sección anterior sobre el cañón SHARP) que su velocidad v difiere o lo que es lo mismo, que su energía cinética (1/2) mv2 es proporcional a T. 

Supongamos que observamos dos gases a la misma temperatura T, un gas con moléculas ligeras de masa m y velocidad v y el otro con moléculas más pesadas de masa M, moviéndose a una velocidad V. Por el argumento anterior

(1/2) mv2 = (1/2) MV2

Si (por ejemplo) M = 9m, encontramos que v = 3V. A una temperatura dada, las moléculas ligeras se mueven 3 veces más rápidas.

Los cohetes químicos más eficientes, p.e. los de la lanzadera espacial, queman hidrógeno y oxígeno para formar agua (con más precisión, vapor recalentado). La fórmula molecular del agua es H2O, y como el átomo de oxígeno (O) es 16 veces más pesado que el de hidrógeno (H), las moléculas de agua pesan 18 veces más que el átomo de hidrógeno y 9 veces más que la molécula (H2), la forma en la que existe el hidrógeno generalmente. 

Si el chorro fuera de moléculas de hidrógeno en vez de agua, a la misma temperatura (como se vio antes) sus moléculas se moverían 3 veces más rápidas y el chorro también sería más rápido. Desgraciadamente, no existe una reacción química práctica que produzca H2

Con energía nuclear ilimitada, sin embargo, no es necesario quemar nada, en lugar de eso el gas hidrógeno puede calentarse dentro del reactor nuclear y luego expulsarse hacia atrás por medio de una gran tobera. Esa fue la idea del proyecto NERVA, que la NASA ensayó en los años 1960, para la construcción de un cohete nuclear. 

Es difícil imaginar el funcionamiento de un reactor nuclear a la misma temperatura elevada de un motor de cohete. Pero teniendo a favor el factor de 3, aún a menor temperatura, podemos tener una gran ventaja. Algunos modelos experimentales de cohetes nucleares funcionaron bien cuando se probaron en tierra, pero, a la larga, los riesgos de contaminación ambiental y el fundido del reactor eran muy altos y el proyecto se suspendió. 

Proyecto Orión

Un acercamiento completamente diferente a los vuelos espaciales fue dirigido por Theodore Taylor, un físico nuclear. Taylor tenía una exitosa carrera en el diseño de bombas atómicas cada vez mayores y más potentes, hasta que las dudas personales enfocaron su talento por otro camino. 

Taylor visualizó nada menos que un vehiculo espacial impulsado por bombas nucleares. Su parte posterior sostenía una plancha metálica sólida, con un orificio en el medio. A intervalos adecuados se arrojaría una bomba atómica desde allí y cuando alcanzase una distancia adecuada, se haría explotar. La bomba iría con una envoltura plástica rica en hidrógeno que el calor enorme de la bomba convertiría instantáneamente en gas extremadamente caliente, siendo la mayoría de ese gas hidrógeno. Ese gas sería luego soplado hacia el espacio, pero algo de él golpearía la plancha y su presión impulsaría hacia adelante la nave espacial. 

Los primeros que tuvieron la idea fueron Ulam y Everett en 1955, antes de que se lograra ningún vuelo espacial práctico (Stanislaw Ulam fue también la mente que estuvo detrás del primer diseño práctico de bomba H; ver "Dark Sun" de Richard Rhodes). En 1958 Taylor obtuvo apoyo de la Air Force y el proyecto, denominado "Orión", comenzó. Atrajo a un equipo de prácticos visionarios, entre ellos a Freeman Dyson, un distinguido físico teórico del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton. 
 
 Modelo de pruebas del "Orión", 
 impulsado por explosivos comunes. 

Durante los siete años que siguieron, con un coste de unos 10 millones de dólares, se desarrollaron los planes para una nave espacial propulsada por bombas. Se construyeron pequeños modelos de esas naves, y se envió con éxito un modelo experimental con una serie de cargas explosivas convencionales, lanzadas por detrás. Aunque el diseño en detalle continúa siendo confidencial (porque implica una gran cantidad de tecnología sobre bombas), los diseñadores han afirmado que no hay planteados obstáculos técnicos, ni de desgaste de la "chapa de empuje" expuesta a la explosiones, ni peligro de radiación a los pasajeros, ni cualesquiera otros detalles. 

El "Orion" es el necesario para vehículos espaciales gigantescos, que pesen miles de toneladas. Un diseño propuso un vuelo a estrellas distantes, usando un "diseño conservador" de vehículo de 40 millones de toneladas, impulsado por 10 millones de bombas. Pero, al final, el proyecto se abandonó debido a que la perspectiva de la explosión de un gran número de bombas atómicas en la atmósfera o cerca de ella parecería demasiado atemorizante. El mundo cayó en la cuenta de la contaminación radioactiva de la atmósfera y se firmó un tratado en 1963 prohibiendo las pruebas nucleares, lo que también significó el final del "Orión". 

Lectura Adicional:

Sitio Web "La Página del Cohete Nuclear"

Un ensayo sobre la historia del Proyecto Orión y su posible futuro.

Más sobre Theodore Taylor (incluyendo una sección sobre "Orion") se puede encontrar en el libro de John McPhee "The Curve of Binding Energy," Farrar Strauss Giroux, New York 1974.

Planes propuestos de vehículos Orión para volar a Marte y fotos de uno de los modelos propulsados por explosivos convencionales (el mostrado arriba).

"Rubbia proposes a speedier voyage to Mars and back", articulo de noticias de Alison Abbot sobre una idea de Carlo Rubbia, físico ganador del premio Nobel, un nuevo concepto del cohete nuclear tipo NERVA. "Nature", vol 397, página 374, 4 Febrero 1999.

"Experiments with Bomb-Propelled Spaceship Models", p. 320 en Adventures in Experimental Physics b, editado por Bogdan Maglich, World Science Education 1972.

"Death of a Project" de Freeman Dyson, Science, vol. 149, p. 141-4, 9 Julio 1965.

"Interstellar Transport" de Freeman Dyson, p. 41, Physics Today Octubre 1968. Se puede encontrar en el mismo número un diseño para una nave Orión.


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Author and Curator:   Dr. David P. Stern
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Spanish translation by J. Méndez

Last updated 13 December 2001